Descripción enviada por el equipo del proyecto. La construcción se organizó a través de un programa de necesidades muy específico por parte del propietario. Debía ser un espacio de acceso independiente del hogar, que resuelva las necesidades de espacio de ocio, recreación, y que tenga la virtud de funcionar en conjunto con el jardín a modo de apoyo a las necesidades del mismo. De esta manera debía ser una suerte de “quincho” + playroom + office y además habitación de huéspedes.
La estrategia organizativa se ideó en torno a un objeto único, cuya característica esencial debía ser la de resolver toda la complejidad tecnológica dentro del mismo y de su posicionamiento en el lote, para asi lograr ajustarse a la funcionalidad del conjunto. La morfología y emplazamiento de esta pieza es resultado de una búsqueda de tensiones aplicada al conjunto, entendiendo que el envase ( lote) prácticamente simétrico, requería acentuar esta búsqueda con una fuerte intencionalidad.
De esta manera los espacios servidos por esta pieza quedan en uno de sus lados relegados a ser una simple circulación de servicios. Sin embargo entendiendo la virtud de este objeto en alojar en cada una de sus células todos los programas, logra resolver a través de su otra cara bifacial la relación con el conjunto otorgándole de esta manera el sentido funcional al gran vacio principal, como si se tratara de reivindicar el viejo juego del paradigma Kahntiano.
Por lo que este objeto se constituyo desde el origen bajo una complejidad constructiva que nada tiene que ver con la cascara. Este elemento resultado de una operación de substracción de sólidos, termina por alojar en cada una de estas células todos los programas que le brinda al espacio, y el resto es tan solo un vacio abrigado por una cascara aunado por una paleta de blancos cuyos materiales son solo tres: chapa, placas OSB, y mampostería.
El sistema constructivo escogido es el ladrillo refractario aislante gris, a través del cual hemos buscado una lectura de diversas densidades a partir de la elección de diferentes trabas, remando cada uno de sus vacios por losas de hormigón, logrando de este modo proponen una lectura diferente visual y constructivamente al envase monocromo del conjunto.
Es tal el protagonismo funcional de esta pieza que no solo sirve de la totalidad de los servicios, sino que además conecta verticalmente el espacio, conteniendo en uno de sus células una escalera. El entrepiso construido de un sistema liviano y revestido de placas fenólicas, resuelve la espacialidad pero sin dejar de ser servido por esta pieza, que pretende ser siempre la protagonista conteniendo allí el espacio del escritorio, y un acceso a la expansión semicubierta.
La solución tecnológica de la cascara resuelve la cubierta a través de una chapa curva y continua terminando así por formar la totalidad de la fachada. La misma se encuentra operada a través de aberturas superiores que resuelvan la iluminación interior, y las inferiores, cuya tecnóloga de aberturas permite unifican espacialmente el interior con el exterior.
La elección monocromática de la cascara, tanto en su cara interior como en la exterior, y la radicalización del uso de la chapa continua desde su cubierta hasta la totalidad de su fachada es una clara muestra del respeto hacia el protagonismo de esta pieza. Es tal su modesta intención de ausencia, que en su planta baja da paso a esta virtuosa pieza, como si solo de esta dependiera funcionalmente el equilibrio del conjunto, que dicho sea de paso, es esta la lectura bien entendida del proyecto.